lunes, 18 de junio de 2012

Reseña Parapolicial Negro (Javier Diment, 2010)


  
“Parapolicial Negro. Apuntes para una prehistoria de la triple A”
Docu-ficción de Javier Diment

La previa
Blandiendo una libreta universitaria para conseguir un descuento nos dirigimos al Cine Gaumont para ver  Parapolicial Negro. Apuntes para una prehistoria de la Triple A. Ciertamente el cuasi surrealista valor de $8 de las entradas no amerita demasiado esmero para hacerse con algún descuento pero en tiempos en que dirigirse a una boletería de cine sin algún tipo de escudo promocional es virtualmente un suicidio económico, uno termina actuando por reflejo. 


La película sufre de entrada de dos grandes inconvenientes que le son totalmente ajenos. El primero es el  perverso sistema de distribución y exhibición que tiene el INCAA en la Capital Federal, que podría resumirse en la frase “todo pasa por el Gaumont y el Gaumont pasa por todo”. Debido a que este cine, con únicamente 3 salas, tiene que absorber y estrenar la totalidad de la sobredimensionada producción cinematográfica argentina se produce un brutal cuello de botella a la hora de organizar las proyecciones. De esta manera, cualquier película, sin importar su pertinencia, búsqueda o calidad (todas cualidades subjetivas y discutibles por supuesto), accede en el mejor de los casos a dos proyecciones diarias durante una semana y si te he visto no me acuerdo.  
El segundo inconveniente es la calidad de la proyección digital.  Si bien la sala 3 del complejo, en la cual se proyecta la película, es muy confortable, la calidad de imagen que entrega el proyector es muy pobre. Los colores se ven terriblemente lavados y se produce una difuminación en las luces altas que genera una ligera sensación de desenfoque tirando por la borda buena parte de la intención estética y narrativa de la dirección de fotografía de la película.  Y como si esto fuera poco, la película arrancó con el sonido desincronizado, por suerte el director de la película se encontraba en la sala y se abalanzó sobre la cabina de proyección logrando solucionar al menos este problema.

La historia

El documental aborda  hechos históricos poco revisionados y desconocidos para la mayoría de la gente, aquellos que dieron forma y gestaron a la temible Triple A  que años más tarde  asesinaría sin piedad a figuras como el  padre Carlos Mugica, el diputado Rodolfo Ortega Peña o Silvio Frondizi por nombrar solo algunas de sus mas prominentes victimas. Esta mano de obra desocupada  de matones a sueldo como Eduardo Almirón y Juan Ramón Morales  dados de baja por la policía federal y unos años después  vueltos a ingresar a la fuerza por un decreto de Lastiri en 1973 forma parte de una historia de terror real en la Argentina.

La manera delictiva de  funcionar de Almirón y Morales como policías de la sección robos y hurtos de capital durante los 60, nos lleva a pensar en lo inmutable que se ha mantenido la institución policial los últimos 50 años. Liberar zonas, capitanear bandas de delincuentes, encarcelar perejiles y matarse entre ellos por el manejo de los negocios turbios se demuestra como una afincada tradición policial. Sorprende ver la similitud entre los primeros pasos delictivos de los padres de la Triple A con hechos mucho más actuales de la crónica policial, como “la masacre de Pompeya” o la sanguinaria guerra de los comisarios que sacudió al conurbano durante los 90.  

El documental desnuda una realidad aterradora y nos lleva a pensar  en lo necesario ser atentos al presente que estamos viviendo con revisión y conciencia del pasado, saber que la impunidad aún sigue vigente, que los juicios  por los delitos de lesa humanidad pudieron llegar pero con un gran esfuerzo, defender estos logros y no perder de vista ni por un momento lo difícil que es dar pasos en la historia para que se haga justicia. Así como también tener en cuenta que las conquistas sociales son logros que hay que seguir sosteniendo, ya que la historia nos demuestra que los avances no son permanentes y que se puede retroceder, a veces con horror, sangre y fuego.

El relato

En cuanto a los aspectos formales, el film está articulado con testimonios y recreaciones ficcionales que le de da un aire totalmente distinto al que suelen tener los documentales que abordan temáticas de revisionismo histórico en nuestro pais. Se aprecia una preocupación por lo “cinematográfico” del documental  sin que esto juegue en detrimento de lo narrativo o ideológico del mismo, mas bien todo lo contrario.
Es muy destacable el trabajo de las entrevistas, sobre todo la de la esposa de Eduardo Almirón (columna vertebral del documental), la cual con su discurso aterroriza y en más de una oportunidad deja boquiabierto al espectador.

A pesar de lo terrible del tema que se trata el tono es totalmente alejado de lo solemne y no por esto se resigna emoción o empatía en diferentes pasajes del  documental. Se destaca en este sentido la manera de introducir ciertos discursos que se resignifican totalmente al develarse la identidad del emisor del mismo o la desfachatez de los textos de los zócalos que por ejemplo presentan a Isabel Sarli como “diva total del cine argentino”.

Las secuencias ficcionales recrean el accionar de la banda de Morales y Almirón con los nombres cambiados y en un contexto actual. Esta decisión que puede entenderse como una manera de poner de manifiesto la continuidad imperturbable del accionar delictivo de la policía a lo largo del tiempo. Mas  allá de generar la confusión de algunos jubilados, que a la salida de la película discutían entre ellos sobre quien era quien en las recreaciones, las secuencias ficcionales tienen una factura técnica impecable y potencian a través de la imagen el horror de los hechos narrados por los entrevistados dándoles una cruenta carnadura.
Se destaca la actuación especial de Luis Ziembrowski (a quien queremos proponer como nuevo  abanderado del policial argentino, titulo que supo enarbolar  Rodolfo Ranni en los 80), temible en su interpretación de un seudo Eduardo Almirón,  así  como también  la actuación de Sergio Boris y del propio director Javier Diment representado a estos personajes siniestros, que ni la mente más diabólica podría inventar.


http://parapolicialnegro.blogspot.com.ar/

Javier Diment es un director del cine argentino contemporáneo que ha trabajado como coguionista y director de segunda unidad en Aballay, el hombre sin miedo de Fernando Spiner que recorrió muchos lugares del mundo y ganó el premio del público en el 25 Festival de Cine Internacional de Mar del Plata.
Productor asociado en Diablo de Nicanor Loreti, ganadora de la competencia argentina en el 26 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata

Estrenó su opera prima La memoria del muerto en el BAFICI 2012.

Estrenó Parapolicial Negro. Apuntes para una prehistoria de la triple A, el 14 de junio del corriente en el cine Gaumont.

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